En la mañana del 28 de junio de 1914 daba comienzo en París el XII Tour de Francia. Probablemente, los ciclistas no sabían que a 1836 km, en la ciudad bosnia de Sarajevo, acababan de asesinar al heredero del Imperio austriaco, precipitando así el inicio de la Primera Guerra Mundial. La carrera, como la vida en Europa en aquella cálida mañana de verano, seguía adelante.
Probablemente, a lo largo del Tour, los ciclistas tampoco eran conscientes de que los eventos que se sucedían en las capitales de Europa arrastrarían al resto del continente, y prácticamente a todo el mundo, a la guerra más devastadora que había conocido la humanidad hasta entonces. La carrera finalizó en París el día 6 de julio. En menos de un mes, Alemania invadía Bélgica y declaraba la guerra a Francia. Aquel había sido el último Tour de Francia en cinco años.
Millones de personas perdieron la vida en las trincheras infernales de esa Gran Guerra de la que hablaban los contemporáneos. Entre las bajas se encontraron 15 ciclistas que habían competido en el Tour de Francia de 1914. Asimismo, tres hombres que habían sido ganadores del maillot amarillo (Lucien Petit-Breton, François Faber y Octave Lapize) no regresarían nunca más de las trincheras a sus hogares.
La primera baja registrada por Gran Bretaña en esta guerra fue el adolescente John Parr, ciclista de reconocimiento asesinado el 21 de agosto de 1914, solo unos días después de que la Fuerza Expedicionaria Británica llegase a Francia.
Foto de preguerra de unos ciclistas del cuerpo de Fusileros Británicos de Lancashire. La unidad, la cual formaba parte de la Fuerza de Expedicionarios Británicos, llevó sus bicicletas a Francia y las emplearon en misiones de reconocimiento en las fases iniciales de la guerra.
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